Monseñor Jesús Villarreal fue uno de los líderes de la obra del templo en El Tambo, Nariño. Posteriormente y tras el terremoto de Popayán en 1983, algunos afirmaban que se debía demoler. Pero, bajo el liderazgo del padre Carlos Santander Villarreal, se fortaleció la estructura, y las condiciones se dieron como un milagro para la reconstrucción del templo. Por tanto, no fue necesario demolerlo.
La imagen de Jesús Nazareno proviene de una escuela quiteña y es una obra de arte que evoca profundidad. En si misma la imagen no es para alabarla. Sino que suscita una significativa reflexión y evocación. Representa a Jesús en su agonía, evidenciando el dolor de su pasión. Para algunos, podría parecer simplemente una figura triste, pero en realidad es un reflejo del sufrimiento de Cristo ante las injusticias y los tormentos infligidos por los poderosos de su época. Por lo tanto, para aquellos que enfrentan dolores físicos, injusticias, persecuciones o carencias, la imagen de Jesús Nazareno les recuerda que él también sufrió esas mismas circunstancias, ofreciendo aliento y esperanza, al igual que el sermón de la montaña.
La imagen de Jesús Nazareno de El Tambo nunca será simplemente «un pedazo de palo», como erróneamente lo han mencionado algunas personas. Más bien, el estado en que representa a Jesús, es también un recordatorio de la existencia de hombres llenos de avaricia, crueldad, mezquindad, orgullo, prepotencia e insolencia, quienes no vacilan en oprimir a sus semejantes. Jesús Nazareno se convierte así en un símbolo de esperanza en medio de la incertidumbre, una luz en los momentos de desesperación, una protección contra la injusticia, una fuente de amor y consuelo en medio del dolor. Su imagen recuerda que él conoce el sufrimiento humano y que la injusticia social no le es indiferente.
Pese a lo que se esté viviendo, por difícil que sea, no pierda el tiempo alzándose contra Dios. Quien se revela contra Dios es porque no ve ni escucha.
Si eres humilde y compasivo quiere decir que eres inteligente. En consecuencia perdona setenta veces siete. Así vivirás en paz hasta saciarte y el paso de la muerte no será un misterio sino un gozo.
Recuerda Dios no grita, susurra. Creer en Dios no nos quita los problemas, pero los suavisa. Él crea estrellas para que no olvides cuál es tu verdadera patria. Crear es no temer. Dios no es antiguo, es ahora. Aprende a mirar al interior de las personas. El camino hacia la luz no pasa por la guerra. La violencia procede del miedo, intenta cambiar eso, la confianza en Dios debe sustituir el miedo. Solo así se eliminará la violencia.
Escucha la voz de Dios en tu interior, él susurra. Eres hijo de Dios, en consecuencia levanta tu corazón y confía. Vive a Jesús amando a tu prójimo.