sábado, abril 19, 2025
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Control ideológico y fines políticos en los medios de derecha

En la era contemporánea, los medios de comunicación juegan un rol fundamental en la construcción de la realidad social. Sin embargo, cuando el periodismo deja de ser un canal de información veraz para convertirse en una herramienta de manipulación con fines políticos, el impacto en la ciudadanía es profundo. La imagen captada en la Plaza de Nariño en Pasto, donde un colectivo ciudadano representa a un medio nacional convertido en brazo de la derecha, refleja la creciente percepción crítica de la sociedad frente a un periodismo que ha perdido su independencia. En un contexto donde las figuras periodísticas buscan dar el salto a la política, como es el caso de la directora de este medio, resulta imprescindible analizar el rol de los medios y cómo se han transformado en vehículos de poder político, más que en defensores de la verdad.

El periodismo, en su esencia, debe fungir como un pilar de la democracia, garantizando el derecho a la información y ofreciendo análisis objetivos que permitan a los ciudadanos formarse una opinión crítica. No obstante, la realidad muestra que muchos medios han abandonado ese rol para convertirse en actores políticos, respondiendo a agendas ideológicas y de poder. La escultura de «Semala«, mostrada en la imagen, satiriza claramente a una directora mediática vinculada a los intereses de la derecha, quien podría estar siendo posicionada como candidata presidencial. Este símbolo refleja una crítica popular: los ciudadanos ya no confían en que el medio busque la verdad, sino que lo ven como una herramienta para manipular la opinión pública y consolidar el poder político.

Desde la teoría crítica del periodismo, autores como Noam Chomsky y Edward S. Herman describen cómo los medios de comunicación corporativos en sociedades capitalistas sirven a los intereses de las élites económicas y políticas. El modelo de propaganda que proponen sugiere que los medios filtran la información en función de los intereses de los propietarios y anunciantes, distorsionando la verdad para mantener el statu quo. En este sentido, los medios de comunicación como el que satiriza esta escultura actúan más como vehículos de poder que como intermediarios en la búsqueda de la verdad. Este proceso de manipulación se basa en un control sutil de la información, donde lo que se oculta o tergiversa tiene tanto impacto como lo que se dice.

En el caso colombiano, la relación entre los medios y la política es históricamente compleja. Sin embargo, en los últimos años, los ciudadanos han comenzado a tomar conciencia del papel manipulador de ciertos medios y periodistas que, lejos de cumplir con su labor de informar, promueven agendas ideológicas. Esta toma de conciencia no habría sido posible sin el auge de medios alternativos y plataformas digitales que han permitido un acceso más plural y crítico a la información. La población ya no se conforma con los relatos únicos que ofrecían los grandes medios, y ahora es capaz de identificar cuándo un periodista está actuando más como político que como informador.

El hecho de que una periodista esté siendo «medida» para una posible candidatura presidencial demuestra cómo algunos medios cruzan la línea entre informar y actuar como actores políticos. En lugar de servir al bien común, estos medios utilizan su influencia para legitimar una visión del mundo que favorece a ciertas élites, minimizando o ignorando las voces disidentes. Este fenómeno es especialmente preocupante en un país como Colombia, donde la pluralidad de voces es esencial para fortalecer la democracia en medio de una realidad social, política y económica compleja.

La representación visual en la Plaza de Nariño es un testimonio de cómo los ciudadanos han comenzado a cuestionar la ética de los medios de comunicación en Colombia. El periodismo, cuando se pliega a intereses políticos, pierde su esencia como defensor de la verdad y se convierte en un brazo más del poder. La ciudadanía, por su parte, ha aprendido a leer entre líneas, a desconfiar de los relatos simplificados y a buscar la verdad en medios alternativos. Frente a este escenario, es necesario promover un periodismo que recupere su misión original: ser una herramienta de empoderamiento social y de defensa de los derechos democráticos.

Felipe Andrés Criollo
Felipe Andrés Criollohttps://www.elradardelsol.com
Comunicador Social - Periodista, Especialista en Pedagogía de la Virtualidad, Maestrante en Pedagogía Social. Docente universitario. Correo: crifean@gmail.com
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