Presidente Petro: ¡salve Corponariño del continuismo! o se acerca otro escándalo como Cormacarena

La reciente delegación del Ministerio de Ambiente a Luis Fernando Ospina Reyes, como nuevo integrante del Consejo Directivo de Corponariño, desató una cadena de alarmas en Nariño. La maniobra, aparentemente técnica, oculta una posible reconfiguración política orquestada desde Bogotá y, todo parece indicar, con el ministro Armando Benedetti como artífice. En juego no está solo la elección del nuevo director, sino el destino ambiental de un departamento que, por décadas, ha sido rehén de intereses particulares disfrazados de institucionalidad.

La Resolución 0980 del 15 de julio de 2025, firmada por el Ministerio de Ambiente, delegó oficialmente a Luis Fernando Ospina Reyes como representante de esa cartera ante el Consejo Directivo de Corponariño. Aunque formalmente válida, esta designación es, posiblemente, una jugada directa del ministro del Interior, Armando Benedetti. Según  personas cercanas a este proceso las dos personas que se removieron en los últimos dos meses como delegados del Gobierno las puso Benedetti, consolidando una mayoría favorable a intereses que se creían superados con la caída de José Andrés Díaz.

Díaz, recordemos, fue elegido el 29 de noviembre de 2023 como director general de Corponariño. Sin embargo, el Consejo de Estado anuló su nombramiento en noviembre de 2024, al encontrar vicios sustanciales en el proceso, entre ellos irregularidades reglamentarias y desconocimiento de normas. La sentencia quedó en firme el 2 de abril de 2025. Desde entonces, múltiples estrategias jurídicas han dilatado la elección de su sucesor: recusaciones infundadas, tutelas improcedentes y solicitudes de nulidad rechazadas, todas con un patrón común: proteger los intereses de quienes por años han manejado Corponariño como feudo político.

La Corte Constitucional, en su Auto A519 de 2021, y la Procuraduría General de la Nación en su Circular 17, advirtieron contra las recusaciones de mala fe y con fines dilatorios en estos procesos, considerándolos actos dolosos, incluso penales, que atentan contra la recta administración de justicia.

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La preocupación ahora se centra en que, con los nuevos delegados, la balanza en el Consejo Directivo se podría inclinar hacia el regreso de la maquinaria política asociada a la parlamentaria y ex Jefa de la oficina Jurídica de Corponariño Teresa Enríquez y, probablemente, al mismo José Andrés Díaz, que podría ser nuevamente elegido como director. Esperamos equivocarnos.

La ciudadanía tiene razones para estar alerta. Las Corporaciones Autónomas Regionales –como Corponariño– manejan no solo recursos ambientales, sino presupuestos, licencias, convenios y contratos de impacto profundo. Entregar su dirección a intereses políticos ajenos a la protección ambiental sería, en palabras simples, traicionar el mandato constitucional de defensa del patrimonio natural.

Frente a esto, Luis Alfonso Escobar, gobernador de Nariño, quien preside actualmente el Consejo Directivo, tiene la palabra. Su inacción o debilidad en este momento podría convertirse en un punto de no retorno. La ciudadanía ambientalista observa con claridad que: “Dos votos más a favor de los Enríquez y Nariño pasará a la historia por uno de los hechos más vergonzosos y perversos ocurridos en un Gobierno del Cambio”.

No se trata solo de elegir un nombre. Se trata de elegir entre el futuro y el pasado, entre la transparencia y el clientelismo, entre el interés público y los contratos con nombre propio. Corponariño necesita una dirección técnica, ética y comprometida con la protección de nuestros páramos, ríos y comunidades.

El llamado al presidente Gustavo Petro es urgente: no puede permitir que desde su gabinete se pacte con la vieja política regional el control de una entidad ambiental. Sería incoherente con su discurso de transición ecológica y justicia territorial.

¡Presidente Petro, Nariño lanza un SOS ambiental! A pocos días de que se repita en Corponariño el mismo libreto de cooptación política que ya vimos en Cormacarena. Los vientos del sur advierten peligro inminente.

Corponariño debe ser salvada del continuismo. Y aún se está a tiempo.

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