La reciente iniciativa de pavimentación en la calle 18 entre carreras 19 y 20, como parte del proyecto del Centro Histórico de Pasto liderado por Empopasto, ha generado opiniones divididas en la comunidad. Si bien los avances en obra civil son evidentes y acordes al cronograma establecido, es imperativo abordar las voces críticas y los cuestionamientos que rodean esta iniciativa. Específicamente, la postura de los comerciantes y los consejos de los expertos arrojan luz sobre preocupaciones legítimas que deben ser consideradas con atención.
La voz de los comerciantes, como la de Mauricio Mesías, refleja una inquietud palpable en la comunidad empresarial. Si bien se reconoce la importancia de las mejoras en saneamiento básico, el elemento más polémico es la propuesta de peatonalización. Los comerciantes temen que esta medida pueda impactar negativamente en la dinámica económica de la ciudad. No es difícil comprender su preocupación, especialmente a la luz de los recientes acontecimientos que han afectado a la economía local, como la pandemia, el estallido social y los desafíos naturales. El argumento de la depreciación comercial es válido y no puede ser ignorado.
Un punto crucial que los comerciantes señalan es la falta de alternativas viables para el tránsito vehicular en caso de que se peatonalicen áreas del centro histórico. La ausencia de un Sistema Estratégico de Transporte Público plenamente implementado añade otra capa de preocupación. La pregunta es pertinente: ¿cómo se puede llevar a cabo la peatonalización sin proporcionar rutas de desvío eficientes y sin la infraestructura adecuada para el transporte público?
Las opiniones de los expertos en urbanismo también aportan una perspectiva valiosa. Fabio Arévalo subraya la necesidad de un enfoque más metódico y basado en la experiencia internacional exitosa. La aplicación de intervenciones urbanas debe ir más allá de la mera decisión administrativa, involucrando a expertos y considerando las complejidades y particularidades de la ciudad. Parafraseando al exalcalde de Bogotá, Antanas Mockus, hay que subrayar la importancia de tratar el espacio público con un enfoque multidisciplinario, reconociendo que la planificación urbana no es solo tarea de ingenieros o arquitectos.
La experiencia de otras ciudades latinoamericanas en la revitalización de centros históricos también ofrece un marco de referencia importante. La preservación y revitalización de estos espacios han llevado décadas en otros lugares, y han demostrado ser procesos que requieren la participación y el compromiso de múltiples actores, no solo de los organismos gubernamentales y de planificación, sino también de la comunidad local, procesos participativos promovidos permanentemente.
Si bien la mejora del aspecto visual y la infraestructura es crucial, el éxito real radica en la capacidad de generar un impacto positivo en la economía local y en la vida de los habitantes. La crítica constructiva es crucial en el desarrollo de proyectos de esta magnitud. Aunque el avance de la pavimentación es alentador, no se debe subestimar el valor de la consulta, la participación activa de la ciudadana y la consideración de las preocupaciones de los comerciantes y otros actores afectados. Es esencial evaluar alternativas viables y adaptar metodologías exitosas a la realidad local. Además, la transparencia y la comunicación efectiva, incluida una estrategia contra los rumores, son esenciales para mantener la gobernabilidad y la aceptación por parte de la población.
Es fundamental que la administración sea sensible a las preocupaciones legítimas expresadas por los comerciantes y otros actores clave en la comunidad. En última instancia, el éxito de este ambicioso proyecto depende de un enfoque holístico, basado en la colaboración, la participación permanente y el diálogo entre todos los involucrados.